lunes, 22 de septiembre de 2008


Yo todo lo que tengo, que es nada se lo dí.
Y así crecí volando y volé tan deprisa
que hasta mi propia sombra de vista me perdió.
Para borrar mis huellas destrocé mi camisa, confundí con estrellas las luces de neón.
Hice trampas al pocker.

Defraudé a mis amigos. Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron y más de un bofetón.
Lo que sé del olvido lo aprendí de la luna. Lo que sé del pecado lo tuve que buscar como un ladrón debajo de las faldas de algunas de cuyo nombre ahora no me quiero acordar.
Así que de momento,
nada de adiós muchachos.

Me duermo en los entierros de mi generación.
Cada noche me invento.
Todavía me emborracho.
Tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone.

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